viernes, enero 11, 2008

«Cementerio de pianos», de José Luís Peixoto

«El tiempo no tiene voluntad, tiene instinto. El tiempo es menos que un animal corriendo. No piensa hacia dónde va. Cuando se para, son la angustia o el deseo los que lo obligan a parar».

Este párrafo extraído de «Cementerio de pianos» puede servir perfectamente para introducir al lector en esta desgarradora historia que nos ofrece el joven escritor portugués José Luís Peixoto. Dos narradores: Francisco padre y Francisco (Lázaro) hijo, van alternando sus voces para contarnos sus respectivas vivencias.

Primero, Francisco padre, que antes fue hijo y que es también abuelo. Que siempre será padre, hijo y abuelo. Un hombre que nos relata su vida cuando está al borde de la muerte, cuando ya está muerto. Porque «Cementerio de pianos» es una novela en la que no existe el tiempo tal y como lo conocemos.

En segundo lugar, Francisco hijo, Francisco Lázaro, un corredor de maratón que realiza su retrospectiva durante los 30 km de su última carrera. Este Francisco, como el Lázaro de Betania, tiene dos hermanas que sufren, Marta y Maria. Como el Lázaro del Evangelio, sinónimo de la resurrección. Porque lo importante en este cementerio no son los muertos, sino la vida, el nacimiento que sucede tras toda muerte como un síntoma evidente de la inevitable continuidad.

«Cementerio de pianos» es una de las novelas revelación de la pasada temporada. El estilo de su autor está cargado de ritmo. Un ritmo constante que contrasta con el desorden temporal de la narración. Pero es precisamente ese desorden lo que dota de una extraordinaria coherencia y continuidad a todas las vidas y recuerdos. Recuerdos de distintos tiempos y vidas de distintas personas.

No es una novela perfecta (es más, en ocasiones pierde algo de “gancho”), pero sí es cierto que tiene algo que hace que destaque poderosamente sobre el resto. Una novela que habla de lo mismo de siempre: el drama de la vida, lo fascinante de la muerte, la infancia perdida, los misterios del amor, las familias destrozadas… Y, sin embargo, uno tiene la sensación de que todo esto ha de quedar en un segundo plano, como si se tratara de un pretexto meramente anecdótico del que el autor se sirve para trasmitirnos algo que va más allá de las palabras. ¿El qué? Cada lector sacará su propia conclusión. De eso no me cabe la menor duda.

«Tú te moriste. Estás muerto, pero tus errores siguen vivos. Tus errores permanecen».


José Luís Peixoto nació en 1974 (Galveias, Ponte de Sor). Licenciado en Lenguas y Literaturas Modernas (inglés y alemán) por la Universidade Nova de Lisboa. En 2001, su novela Nadie nos mira recibió el Premio Literario José Saramago. Figura en docenas de antologías de prosa y de poesía, traducidas a otras tantas lenguas. Colabora en diversas publicaciones nacionales y extranjeras. Es autor de obras teatrales representadas en algunos de los escenarios más prestigiosos de Europa. Sus novelas se han publicado en Francia, Italia, Bulgaria, Turquía, Finlandia, Países Bajos, España, República Checa, Croacia, Bielorrusia y Brasil, con ediciones en preparación en el Reino Unido, Hungría y Japón.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

uf , haces que a uno le entren unas ganas de leer cada libro que comentas...

Gracias por ello

Charles X dijo...

Ciertamente, me pasa a menudo lo que comenta Mr Orcinus,apañero.
No es que compartamos los mismos gustos exactamente(alenitare, alentas a leerlos), pero nunca esta de mas ver ese otro angulo de la obra.
Yo voy a empezar "los 36 hombres justos",a ver que tal. Ah,me termine antes de ayer "lar ruinas",mirese la sipnosis,por si le convence.
Un saludo

Anónimo dijo...

Es uno de los premios Cálamo. Vendrá Peixoto a cenar al Garden. Felicidades again. Hoy es el cumple de Lord Derefel! ENRIQUE.

Anónimo dijo...

yo me terminé este libro y días después de digerir tanta maravilla
me he decido a buscar algo de este hombre..
y me encontre con este blog sobre él.

de verdad, un libro como hacía tiempo que no me leía: precioso