martes, noviembre 06, 2007

¿Qué pasa con Blade Runner?

Pues pasa que sigue estando de actualidad 25 años después de su estreno, no sólo porque su director, Ridley Scott, haya presentado recientemente su “versión definitiva” (me está empezando a recordar al negocio George Lucas), sino principalmente porque es una película imperecedera que va más allá de toda época y tendencia.

Parte de la culpa de que esto sea así se lo debemos a la particular adaptación que realizó Scott de la novela de Philip K. Dick “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?” (por cierto, en 1969, Martín Scorsese ya intentó filmar esta historia aunque, gracias a Dios, desistió). No estoy diciendo que Scott sea mejor director que Scorsese, nada más lejos de mi intención; simplemente digo que el resultado final hubiera sido completamente distinto y que sólo gracias al binomio K. Dick-Scott, “Blade Runner” se convirtió en uno de los más grandes esfuerzos metafísicos de la historia del cine.

“Blade Runner” trata sobre los temas que han venido atormentando al hombre desde el inicio de los tiempos: la memoria, la identidad, el tempus fugit y, sobre todo, la conciencia de la mortalidad, la conciencia humana de nuestra propia caducidad, el miedo a la muerte. Ése es el eterno sentimiento trágico de la vida en los hombres y en los pueblos, "la vida de la muerte" de Don Miguel de Unamuno. Precisamente uno de los aspectos más atractivos del film radica en la humanidad demasiado humana de los seres artificiales; esa paradoja fundamental que nos hace llegar a la conclusión de que «lo artificialmente producido –los replicantes Nexus 6– es precisamente nuestro vínculo más directo e irremediable con lo natural: la conciencia de la propia finitud» (Fernando Savater).
Ridley Scott, alejándose de la novela, consigue que el espectador simpatice con los replicantes, esos criminales carentes de identidad propia, dotados de falsos recuerdos, desprovistos de pasado y futuro ya que su fecha de caducidad es de tan solo 4 años. Pero no solo es el trasfondo dramático de la “existencia” del replicante lo que hace que nos sintamos claramente identificados con el modelo Nexus 6, además, la logradísima ambientación que impregna todo el metraje coadyuva a que ello sea así. Scott nos presenta un futuro opresivo, un 2019 muy próximo, caótico, en el que la ciudad de Los Ángeles es el reflejo de un inframundo cuyo sólo planteamiento como hipótesis resulta insoportable. Un futuro descrito así precisamente con la retorcida intención de destruir las utopías de nuestro presente. “Blade Runner” es una visión perversa del porvenir que, si bien no es nueva en el mundo de la literatura (“1984” de George Orwell, entre otros) sí es su manifestación más contundente vista hasta la fecha en celuloide (Alfonso Cuarón se marcó un tanto con su adaptación de la novela de P. D. James “Hijos de los hombres” volviendo a presentarnos otro futuro desalentador).

Los Ángeles caótica y nocturna, con su lluvia ácida, devastada por la superpoblación, su estética punk, las influencias orientales y las connotaciones filonazis de la Tyrell Corp. (el propio Tyrell parece un agente de la Gestapo, las proporciones ciclópeas de la pirámide Tyrell, la ropa de Rachael –bella e inquietante Sean Young–, etc), por no hablar de la estética cien por cien aria de Roy Batty (Rutger Hauer), el malvado replicante que salvará “in extremis” la vida de su verdugo. Todo esto enlaza en cierta medida con la génesis de la novela. Philip K. Dick dijo que «Hay algo en nosotros de humanoide, morfológicamente idéntico al ser humano, pero que no es humano. No es humano quejarse, como un miembro de las SS hace en su diario, de que los niños hambrientos en los campos de concentración Nazis no le dejen dormir. De ahí mi idea de que en nuestra especie hay una bifurcación, una dicotomía entre lo que es humano realmente y lo que sólo imita lo que es humano».

Antes de pasar a hablar del magnífico final de “Blade Runner”, simplemente quería apuntar algo obvio: la casi unanimidad por parte de crítica y público en situar la versión de 1982 muy por encima de la Director’s cut de 1992. principalmente por el final, puesto que es mucho más interesante un Rick Deckard (Harrison Ford) humano que huye con Rachael en la nave y en el que la voz en off del blade runner nos explica que la replicante no tiene fecha de caducidad asignada, dejando así una puerta abierta a la esperanza. Como dijo el filósofo Fernando Savater: «Finalmente sólo el amor se revela como capaz de un presente que no necesita pasado y se desentiende del futuro, fragilidad sin excusa y por ello mismo invulnerable» (observarán que Savater reincide y se le atragantan un poco las paradojas). Pues bien, el hecho de que esta escena final desaparezca del montaje del director y que además se insinúe si quiera la posibilidad de que Deckard sea también un replicante me parece de una torpeza y de una obscenidad sencillamente imperdonable.

El otro aspecto fundamental que se pierde en el montaje del director es la mencionada voz en off de Deckard, esa voz que nos pone en antecedentes al comienzo del film, que nos deja entrever el trasfondo metafísico del agente Deckard y, sobre todo, esa voz en off que tras la mítica escena de Roy Batty con la paloma blanca en la mano y el famoso monólogo de «Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. He visto atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos estos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir», Rick Deckard reflexiona diciendo dentro de su cabeza «No sé por qué me salvó la vida. Quizás en esos momentos amaba la vida más de lo que la había amado nunca. No sólo su propia vida, sino la de todos. Mi vida. Todo lo que él quería eran las mismas respuestas que todos buscamos: ¿De dónde vengo? ¿Adónde voy? ¿Cuánto tiempo me queda?». Por muy mal que Harrison Ford leyera estos párrafos, creo que Ridley Scott debería haber mantenido la voz en off sin dudarlo un solo instante (es probable que Scott estuviera ciego de absenta cuando se le ocurrió editar la patética Director’s cut).

Ya para acabar, no deja de ser anecdótico el hecho de que “Blade Runner” recibiera durísimas críticas en su día por parte de cinéfilos y frikis, ya que es innegable que la obra maestra de Ridley Scott es hoy un film de culto, referente inevitable en el género dela ciencia-ficción y, seguramente, la película que más tempranamente recibió el calificativo de «todo un clásico». Y yo me pregunto, ¿cuántas películas que recientemente hayan sido vapuleadas por la crítica o despreciadas por el público se convertirán en clásicos con el paso de los años?


“Oír llover no más, sentirme vivo:
el universo convertido en bruma
y encima mi conciencia como espuma
en que el pausado gotear recibo.

Muerto en mí todo lo que sea activo,
mientras toda visión la lluvia esfuma,
y allá abajo la sima en que se suma
de la clepsidra el agua; y el archivo.

De mi memoria, de recuerdos mudo;
el ánimo saciado en puro inerte;
sin lanza, y por lo tanto sin escudo,

a merced de los vientos de la suerte:
este vivir, que es el vivir desnudo,
¿no es acaso la vida de la muerte?”

Miguel de Unamuno

4 comentarios:

Shirayuki Hanami dijo...

ahhh.... la bicefalia K. Dick-Scott... :P

Por lo demás buena revisión, me entran ganas de volver a ver la película, que ya hace un tiempo desde la última vez...

Hatt dijo...

Y esa voz en off que le da un toque de cine negro añejo, un toque de cinismo, de descreimiento...

Anónimo dijo...

quisiera preguntar algo para que alguien me sacase de la duda, porque a mi no me salen las cuentas. Quizas , o seguramente a mas de uno/a , les voy a fastidiar la pelicula perfecta, pero es una pelicula "suerte" como me gusta decir. En primer lugar ,quiero preguntar : Donde esta Orion y cuanto se tarda en ir o llegar desde la tierra?.. Supongamos que se puede viajar a la velocidad de la luz, y supongamos que estamos cerca (pausa para consultar Wikipedia)..
Betelgeuse: Alpha de Orión ( a ). Supergigante roja, tipo M. Magnitud 0,1. Distancia: 427 años luz.
Rigel - Algebar : Beta de Orión ( b ) . Supergigante azul, tipo B. Magnitud 0,08. Distancia: 773 años luz.
Bellatrix: Gamma de Orión ( g ). Gigante azul, tipo B. Magnitud 1,64. Distancia: 243 años luz.
Mintaka: Delta de Orión ( d ). Doble blanca, tipo B. Magnitudes 2,41 y 3,76. Distancia: 916 años luz.
Alnilam: Épsilon de Orión ( e ). Supergigante azul, tipo B. Magnitud: 1,7. Distancia: 1.350 años luz.
Alniltak: Zeta de Orión ( z ). Doble blanca, tipo B. Magnitudes: 1,82 y 3,95. Distancia: 815 años luz.
Saiph: Kappa de Orión ( k ). Blanca, tipo B. Magnitud: 2,06. Distancia: 720 años luz.
Segun Roy Batty en el monologo final, "he visto cosas..." (yo tambien he visto cosas con ciertos psicotropicos)..mas alla de Orion ( costelacion por cierto..no estrella).. el tipo no solo ha ido las ha visto y ha vuelto a la tierra ..asombrosamente en menos de 4 años de vida que tiene el pavo.. Dos años de ida ..un ratito para ver las cosas que hay en Orion..y dos años de vuelta. A mi me sale que acercandose a Bellatrix , estrella mas cercana a la tierra de la costelacion de orion, la velocidad del viaje es tan solo 60.75 veces la velocidad de la luz , pa redondear 18.225.000 millones de kilometros por segundo. Claro que ahora me diran que cuando se viaja a la velocidad de la luz, tu tiempo trascurre mas despacio que el tiempo en la Tierra. Ciertamente, por eso en un viaje de este estilo ,aunque hubiese tardado 2 añitos en ir a Bellatrix, en la tierra sería mas o menos el año 2019+243= 2262 (no es exactamente asi, pero para el ejemplo vale). Por lo que deduzco que el señor Tyrrell, deberia cuidarse bien..tomar alimentos naturales y cuidarse un poquito ...para esperar a nuestro buen amigo Roy ..para que le saque los ojos.
Por lo demas...la pelicula esta bien...ah..se me olvidaba..en una escena (como otra cualquiera... pues hay bastantes pifias) , justo antes de que Deckard golpee a Roy con un tubo arrancado de la pared, está sentado en una bañera, donde no se ve a nadie, sin embargo cuando va a arrancar el tubo de la pared, se ve una persona, con los pies fuera de la bañera, con la cara blanca y con un brazo fuera.. Milagro... seguro que existe una teoria al respecto..me gustaria saber cual es.

El Señor Scott tan solo ha sido un discipulo ,mas o menos aventajado , del Señor Kubrick. Basta con seguir la filmografia de ambos, para descubrir quien es el verdadero génio
Gracias por su atencion. Buenas noches y buena suerte.

Lord Derfel Cadarn dijo...

Cada vez que alguien me recuerda que el ser humano es incapaz de controlar las leyes de la física para alcanzar determinados objetivos (ej: viajar en el espacio a larga distancia) me entra en el cuerpo una sensación de vértigo que realmente me encanta.

Probablemente, ni en el 2.019 tendremos replicantes como los de Blade Runner, ni podremos viajar a 18.225.000 millones de kilometros por segundo ¿Y qué? Si tú crees que por ese motivo Blade Runner es peor película es que te has quedado con lo superficial y no has absorbido la materia esencial de la película. Trata de entenderla como una fábula que le sirvió a Scott/K. Dick para tratar de temas que van más allá de toda época y que nada tienen que ver con la tecnología; temas que bien los podría haber planteado del mismo modo en una película ambientada en la Grecia de Platón. La atemporalidad del dilema de nuestra mortalidad, de nuestra propia fecha de caducidad... No insistiré más en ello.