Es admirable la extraordinaria capacidad que demuestra José Saramago para crear historias conmovedoras. Hacía tiempo que no leía nada de este entrañable anciano portugués, quizás ese estilo tan personal del que hace gala me había saturado durante una temporada y quizá también no me haya venido mal un descanso.
Lo que me gusta de Saramago es que consigue matar tres pájaros de un tiro (por lo menos yo lo creo así). Para que una novela merezca la pena ser leída debe reunir al menos una de las siguientes condiciones: que entretenga, que emocione o que haga reflexionar. Con una de estas tres yo me conformo. Pero las obras de este autor sin duda son capaces de reunir los tres aspectos. Si a eso le añadimos la capacidad innata de hacernos estremecer con las situaciones más cotidianas y de sacarnos una sonrisa con las ocurrencias más (aparentemente) absurdas, diría que estamos ante uno de los más grandes escritores de nuestros tiempos.
Ahora bien, vuelvo a recalcar que el estilo de Saramago es muy peculiar, puede gustarte o puedes aborrecerlo. Pero yo creo que también hay que saber escoger bien con cuál de sus obras iniciarte en su arte. Yo lo conocí por casualidad leyendo “Ensayo sobre la ceguera”, lo cogí con miedo, convencido de que me iba a enfrentar a un ladrillo infumable. Nada más lejos de la realidad: me enganchó como pocos y lo leí en dos patadas. Nunca una fábula había sido tan desgarradora, qué bofetón literario nos dio a todos.
Después del “Ensayo…” quise saber más de este autor que publicó su primera novela allá por 1947 y que no volvió a escribir hasta 1982, según él porque: «Quizá no tenía nada que decir».
Hace unas semanas decidí abrir la primera página de “La Caverna” y al llegar a la pág. 60 no pude evitar emocionarme. Las escenas con el perro Encontrado, el amor imposible entre Cipriano Algor e Isaura Madruga, la angustia existencial de un trabajador artesano en un mundo que al mismo tiempo está atravesando su propia crisis existencial... Tras terminar de leer “La Caverna” fui corriendo a comprarme “El Evangelio según Jesucristo”. Ya voy por el final y, aunque no es exactamente lo que me esperaba, es otra Obra Mayúscula. ¡Larga vida a José Saramago!
Hace unas semanas decidí abrir la primera página de “La Caverna” y al llegar a la pág. 60 no pude evitar emocionarme. Las escenas con el perro Encontrado, el amor imposible entre Cipriano Algor e Isaura Madruga, la angustia existencial de un trabajador artesano en un mundo que al mismo tiempo está atravesando su propia crisis existencial... Tras terminar de leer “La Caverna” fui corriendo a comprarme “El Evangelio según Jesucristo”. Ya voy por el final y, aunque no es exactamente lo que me esperaba, es otra Obra Mayúscula. ¡Larga vida a José Saramago!
Bibliografía seleccionada:
-Ensayo sobre la ceguera (1995)
-Ensayo sobre la lucidez (2004)
-La Caverna (2000)
-Memorial del Convento (1982)
-El Evangelio según Jesucristo (1991)
3 comentarios:
Lei "el evangelio segun Jesucristo" hace tiempo, fue un regalo y reconozco que me gustó leerlo en su idioma original,"O Evangelho segundo Jesús Cristo(pues tocaba usar el portugués en aquella época)y la dedicatoria rezaba "te quiero poner te quiero", después el amor se acabó y yo lo pagué enemistándome con Saramago. Pasó el tiempo y llegó a mis manos "la caverna", libro con el que conseguí reconciliarme con el autor y volver a tenerlo ahí, en el rincón de los buenos autores...
Y a que viene todo esto? y yo que sé...
¡Qué curioso! Yo tb conocí a Saramago a través de una antigua novia (qué mal suena eso de antigua novia, me hace sentirme viejo).
En cualquier caso, yo no dejé de leer a este estupendo novelista; bueno, hacía dos o tres años que no leía nada suyo, pero no por enemistarme como parece que fue tu caso. Hay que leer a Saramago, claro que sí!
"Todos los nombres" me parece otra novela imprescindible de Saramago. Hay una interesante y breve reseña en "El lector sin prisas".
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