miércoles, abril 30, 2008

«El Juego del Ángel», de Carlos Ruiz Zafón


La principal incógnita que desde un principio rondaba sobre este «Juego del Ángel» consistía en saber si Ruiz Zafón iba a ser capaz de repetir el éxito de «La Sombra del Viento». Les adelanto ya, por si no lo sabían –pues para esto no hace falta leer el libro- que el éxito comercial estaba asegurado antes incluso de que saliera de imprenta. La grandísima expectación creada por su opus magna era la mejor carta de presentación para «El Juego del Ángel». Luego habrá que ver si además está a la altura de las circunstancias, y eso depende más bien de lo exigente o inconformista que sea cada uno. Por mi parte les diré que “casi sí” está a la altura, y en este sentido, otorgarle un “casi sí” no es moco de pavo.

El autor abandona en gran medida las florituras y demás fuegos de artificio que en «La Sombra del Viento» adornaban su prosa haciéndola forzada y fingida (y pretenciosa para muchos). Aquí, salvo escasas excepciones, la palabra fluye sin cesar y el lector se ve atrapado por la narración pasando página tras página a un ritmo vertiginoso.

Con «El Juego del Ángel», Carlos Ruiz Zafón ha demostrado que es capaz -aunque le haya costado 7 años- de repetir el éxito de su anterior novela. Eso es lo que sus fieles lectores más deseaban: una «Sombra del Viento» part. II, y es eso lo que muy inteligentemente les ha ofrecido Ruiz Zafón. El autor se debe a sus lectores, pero también se debe a su propia creatividad. Por eso, tarde o temprano, este barcelonés de 44 años tendrá que demostrar que su creatividad no se agota en lo ya visto, y que es capaz de concebir entornos fascinantes más allá de la Barcelona gótica de primera mitad del s. XX; y crear historias conmovedoras que prescindan de libros misteriosos y amores imposibles.

Pero no le restemos mérito a este autor ya que, por encima de todo, «El Juego del Ángel» consigue hacer disfrutar al lector que es, en definitiva, el objetivo principal de todo escritor; un cometido no siempre fácil de alcanzar.

En cualquier caso, este señor sigue conservando sus buenas maneras a la hora de perfilar personajes y crear entornos fantásticos; maneras aun así no exentas de carencias e incongruencias. En cuanto a los personajes, todos aparecen dotados de una socarronería indeleble, sólo algún secundario resulta despojado de la mordacidad. No sé si se trata de un efecto buscado por Ruiz Zafón, pero es como si todos hablasen con una misma voz, lo cual le hace a uno complicado distinguir las características de cada personalidad.

Respecto a la creación de entornos, vale lo dicho anteriormente. Este autor tiene una facilidad asombrosa para crear en su Barcelona un ambiente gótico y rodeado de un halo de misterio; con algunos inocentes intentos de romanticismo clásico que no llegan a calar. Insisto, estoy deseando que Ruiz Zafón rompa el cascarón y salga del nido cualquier día de estos.

Por lo demás, a pesar de las coincidencias, semejanzas y conexiones inevitables con La «Sombra del Viento», se percibe el intento del autor por desmarcarse de ésta en la medida de lo posible. Así, hay un contraste evidente entre los personajes principales de una obra y otra (aunque ambos manifiestan una aparente inocencia y pureza que parece servir de pretexto al autor para desarrollar sus tramas). Lo que más llama la atención es el brutal contraste entre los padres de Daniel Sempere y de David Martín (este último tiene una infancia horrible con un padre que lo aleja de su pasión por la literatura –todo lo contrario de lo que le sucede a Daniel Sempere- y una madre que lo abandona y lo repudia con una crueldad inhumana).

Estos contrastes premeditados dan buena cuenta de lo calculada que está la novela. De hecho, se percibe una creación compleja, poco intuitiva y muy reescrita y retocada. Pero si dejamos todo esto al margen, teniendo presente que no es una obra perfecta (¿acaso existe la obra perfecta?) y a pesar de las limitaciones del autor, nos debemos dejar llevar por la historia que nos narra. Eso es lo mejor que podemos hacer si lo que buscamos es pasar buenos ratos en compañía de un libro y, este libro precisamente, proporciona muchos y muy buenos ratos (a mí me ha provocado estremecimientos de muy diversa índole, y eso es impagable).

No me cabe la menor duda de que «El Juego del Ángel» recibirá muy buenas y muy malas críticas. No podemos obviarlo, este libro no estaba destinado a pasar desapercibido ni a ser acogido con indiferencia; de modo que habrá partidarios acérrimos pero también encontraremos furiosos detractores. Olvídense de ese circo y caigan en la tentación de leerse la última novela de Carlos Ruiz Zafón y, si gustan, aceptar el reto que propone «El Juego del Ángel».

“El Juego” -–SPOILER--

Me atrevo a pensar que esta novela admite diversas lecturas o, al menos, dos. Si han leído «El Juego del Ángel» les habrá llamado la atención la complejidad que va adquiriendo la trama en sus últimos pasajes. En realidad, esa “complejidad” está presente a lo largo de toda la novela, sólo que aparece camuflada y sólo es evidente en el último tercio del libro. Vamos a ver, esta novela se puede disfrutar igualmente tanto si uno lee únicamente lo que en apariencia hay, como si se adentra en el juego de pistas y despistes, en el laberinto en el que sumerge el autor a quienes voluntariamente aceptamos el pulso.

Quizás a muchos les haya decepcionado el final o lo hayan encontrado inverosímil, irreal, desenfocado... Pónganle ustedes el adjetivo que quieran, pero ese final tiene perfecto sentido dentro de la cabeza de su autor, y tendrá un sentido aproximado para cada lector si se fija en las migas de pan que va dejando Ruiz Zafón a lo largo de la novela (al margen de la importancia de los sueños en esta novela). No desvelaré cuál es el significado que para mí tiene «El Juego del Ángel»; de momento sólo quiero rescatar alguna de esas migas de pan:

1ª El encuentro con Chloé sirve un poco como introducción a las reglas del Juego del Ángel. Ya en la p. 44 queda bien claro que dicho encuentro sólo ha sido tal dentro de la mente de David Martín.

2ª Un marco vacío entre la serie de fotos que hay en las paredes de la entrada de la casa de Corelli en el Park Güell (p. 196). Tengan en cuenta que esa foto que falta es la imagen de Cristina Sagnier niña cogida de la mano de Corelli en el muelle.

3ª Los debates religiosos entre Martín y Corelli no tienen desperdicio (recuerdan mucho –demasiado quizá- a la obra maestra de John Fowles, «El Mago»). Tampoco hay que pasar por alto las conclusiones que David Martín extrae de su lectura de «Lux Aeterna»: “Sólo había un principio y un final, sólo un creador y destructor (...), un único Dios cuyo verdadero rostro estaba dividido en dos mitades: una, dulce y piadosa; la otra, cruel y demoníaca” (p. 220).

4ª Este “Juego” se hace obvio en el incidente en el callejón con los dos jornaleros que intentan violar a Isabella: si no, pongan en conexión el último párrafo de la p. 270 con la conversación entre David Martín y Don Odón en la p. 274.

5ª La pista más definitiva nos la proporciona el inspector Grandes en la p. 612, al decirle a David Martín que el broche del ángel ha estado siempre en su solapa desde que se conocieron.

Y ya está. No les pienso decir nada más, ea!

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenas, Derfel. Yo estoy ahora con la sombra del viento, que no lo había leído, así que por ahora he pasado de leer este comentario... ya lo leeré en su momento xD
Por cierto, he cambiado el blog a http://lasnoyas.wordpress.com para que cambies el enlace!!!

Apañao dijo...

He estado leyendo mucho sobre el significado de este libro, que me ha apasionado. Y buscando, buscando he llegado a tu blog. Me gusta mucho el spoiler que has escrito pero me gustaría más aún, saber cuál es tu final, porque creo que podemos tener puntos de vista parecido. Sino te importa mándame un mail y me comentas...
ferdealuche@hotmail.com

Un saludo

sarel1 dijo...

De quien se supone que sea el cadaver que murio quemado y ahogado si no fue el Diego Marlasca??

Anónimo dijo...

Hola amigo. He entrado en tu blog buscando información sobre "La sombra del ángel" y me ha encantado. A mí la verdad es que no me gusta mucho leer, pero tengo que hacer un trabajo para el instituto sobre este libro y, como que no hay peli, quería ver si podía evitar el leérmelo. JAJAJAJA. Yo soy así. Pero el caso es que tu block me ha encantado y vendré más por aquí.

Joan Alsens (Valencia).

Unknown dijo...

Jaco el amigo de irene sabino

Anónimo dijo...

No he entendido muy bien, corelli es David? Y como es que la niña pequeña es cristina....
Gracias por ayudarme

Unknown dijo...

Yo tampoco entendí esa parte