viernes, diciembre 14, 2007

Los regalos estrella para el niño y la niña

Más allá de las nintendos y playstations; los móviles de octava generación, los Mp3 y los tochos del Harry Potter; estas navidades los papás deberían regalar a sus retoños el peluche de Fluvi. Es tan entrañable, tan abrazable, tan... gay. Un poco gay sí que es, o al menos del género andrógino indefinido (a mí sigue sin quedarme del todo claro si Fluvi gasta chichi o nabo); pero estamos en la España del siglo XXI, y la ambigüedad sexual de un peluche no debería ser excusa para repudiarlo (acuérdense de Epi y Blas, la Pantera Rosa, Espinete, el Caballero Andrómeda o el Teletubi gay). Coño! Regálenle un Fluvi a sus hijos, no me sean homófobos!

Pero si lo que de verdad quieren es un regalo original, háganse con uno de esos peluches que hablan. Pero no de los que habla un idioma cualquiera; ya puestos, decídanse por el que habla en fabla aragonesa, que entramos en el año de la Expo 2008 y es lo que toca. A mí me parece un regalo de lo más exótico. Más aún que una muñeca hinchable de Galadriel que susurre obscenidades en el idioma élfico de la Tierra Media, puesto que, a buen seguro, exisitirán en este planeta más personas que dominen la lengua ficticia de Tolkien que nuestra fabla aragonesa.

Ya lo saben: Fluvi o peluche aragonés, o ambos dos. Ustedes mismos.

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